La revolución digital llegó para quedarse. Cada vez más, los consumidores compran a distancia, desde la comodidad de sus hogares. Y esto no significa solo que el comercio electrónico ocupa una porción cada vez más grande del mercado, sino también que los clientes han cambiado sus hábitos y expectativas. Hoy, la velocidad y la fiabilidad en la entrega son factores tan determinantes, a la hora de hacer una compra, como el precio o la calidad. ¿Quién no estaría dispuesto a pagar un 3 % más por el mismo producto a cambio de una entrega a domicilio confiable y segura, en un horario cómodo y conveniente?
Allí es donde la logística de una empresa se vuelve particularmente importante. Provee una forma de destacar frente a la competencia, una fuerte ventaja competitiva y también permite atraer nuevos consumidores al negocio; porque una mayor eficiencia suele potenciar todas las áreas. Tradicionalmente, ha resultado difícil aplicar las últimas innovaciones en logística y distribución a pymes y emprendedores, pero en los últimos años, las nuevas tecnologías rompieron esa barrera. Ahora, empresas pequeñas pueden acceder a una infraestructura logística de primer nivel a muy bajo costo.
La importancia de una buena logística
Antes de profundizar en el tema, es necesario saber qué es la logística. Según la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la definición de logística es:
La articulación de la provisión de servicios de infraestructura, la producción, la facilitación del movimiento, la distribución de bienes y la regulación de servicios e información a lo largo de la cadena global.
Esto, que puede sonar muy complejo, significa básicamente dos cosas. Por un lado, que logística y distribución no son sinónimos. Por el otro, que la logística se extiende a todas las etapas de la cadena productiva. Se trata, sencillamente, de aumentar la eficiencia a partir de mejorar la articulación entre los distintos eslabones de una actividad económica.
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, aumentar la eficiencia de su proceso productivo es de vital importancia. Entre las características de las pymes de América Latina está su baja productividad, cosa que las vuelve muy vulnerables frente a los competidores extranjeros o las grandes empresas locales. A su vez, representan alrededor de 99 % del total de empresas y dan empleo a cerca de 67 % del total de trabajadores, lo que da una idea del rol vital que cumplen en la economía. La adopción de nuevas tecnologías por parte de las pymes, que es una de las formas más rápidas de mejorar su capacidad logística, se vuelve entonces una prioridad.
Antes de profundizar en el tema, es necesario saber qué es la logística. Según la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la definición de logística es:
La articulación de la provisión de servicios de infraestructura, la producción, la facilitación del movimiento, la distribución de bienes y la regulación de servicios e información a lo largo de la cadena global.
Esto, que puede sonar muy complejo, significa básicamente dos cosas. Por un lado, que logística y distribución no son sinónimos. Por el otro, que la logística se extiende a todas las etapas de la cadena productiva. Se trata, sencillamente, de aumentar la eficiencia a partir de mejorar la articulación entre los distintos eslabones de una actividad económica.
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, aumentar la eficiencia de su proceso productivo es de vital importancia. Entre las características de las pymes de América Latina está su baja productividad, cosa que las vuelve muy vulnerables frente a los competidores extranjeros o las grandes empresas locales. A su vez, representan alrededor de 99 % del total de empresas y dan empleo a cerca de 67 % del total de trabajadores, lo que da una idea del rol vital que cumplen en la economía. La adopción de nuevas tecnologías por parte de las pymes, que es una de las formas más rápidas de mejorar su capacidad logística, se vuelve entonces una prioridad.
Herramientas de gestión
Fuente: Pexels.
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de pensar acerca de la logística en una empresa, es que su insumo es la información. No se puede hacer buena logística sin un buen sistema de recolección de datos, porque para tomar ciertas decisiones es necesario contar con evidencia.
A su vez, los datos por sí mismos tampoco son suficientes. Para que sean realmente útiles, hace falta contar también con capacidad de análisis y de procesamiento. Todo esto significa que una empresa que desee mejorar su logística debe asegurarse que todas las etapas de su proceso productivo —desde la llegada de los insumos hasta la entrega al cliente— queden adecuadamente registradas. A este rastreo se lo llama trazabilidad. Tradicionalmente, como no había alternativa, el paso por las distintas etapas se registraba en papel, pero esas pilas y pilas de fichas y formularios contenían información poco fidedigna y difícil de procesar. Hoy en día, la digitalización ha facilitado muchísimo esta parte del proceso.
Por otra parte, no solo importa recolectar y analizar esa información,también es de vital importancia hacerla circular. Una buena comunicación entre las partes involucradas en la producción facilita la detección de errores, optimiza los enlaces entre las partes y permite la continua mejora de los procesos.
Onfield System
Más allá de cuáles son los principios de la logística, lo cierto es que existen herramientas más modernas que hacen que todo el proceso sea más accesible. En general, la relación entre pymes y tecnología ha sido siempre un poco accidentada: las empresas pequeñas y medianas adoptaban tarde lo que ya era un lugar común en las multinacionales, y andaban siempre un paso atrás en las últimas innovaciones productivas. Pero esto no tiene por que ser así. Gracias a software de control de procesos como Onfield, las pymes pueden aumentar su eficiencia rápidamente, sin mayores problemas y a un bajo costo. La geolocalización de clientes, la optimización de rutas, la integración del contact center y el procesamiento de la información reunida en las distintas etapas de la cadena de producción —todas ventajas que, hasta hace unos años, estaban reservadas a los gigantes de la logística—, hoy son accesibles a empresas pequeñas y medianas.
Competitividad y eficiencia
La ecuación es sencilla: las mejoras en logística y transporte aumentan la eficiencia. Y la eficiencia es una ventaja competitiva. Por ende, las empresas que quieran destacar frente a la competencia tendrán que perfeccionar su capacidad logística.
La última pandemia de la COVID-19 solo profundizó este proceso. Las empresas que mejor sobrellevaron los confinamientos fueron aquellas que estaban más preparadas para analizar, modificar y adaptar las distintas etapas de su cadena de suministros. No se trató solamente de estar preparado para vender de manera remota, fue sobre todo un desafío logístico. La pregunta era: ¿cómo responder a este cambio súbito en las condiciones de la demanda?
Pero no es necesario pensarlo todo en sus versiones más extremas. Una buena logística provee flexibilidad, adaptabilidad y la posibilidad continua de optimizar los procesos; estos son valores que valen en cualquier época. Una pyme que quiera prosperar en el siglo XXI necesita contar con estas capacidades.